LA FELICIDAD
Permítase ser humano. Cuando aceptamos las emociones, como el miedo, la tristeza o la ansiedad, como naturales, somos más propensos a superarlas. Rechazar nuestras emociones, positivas o negativas, conduce a la frustración y la infelicidad.
La felicidad se encuentra en la intersección entre el placer y el significado. Ya sea en el trabajo o en el hogar, el objetivo es realizar actividades que sean personalmente significativas y agradables. Cuando esto no es posible, asegúrese de tener reforzadores de la felicidad, momentos a lo largo de la semana que le aporten tanto placer como significado.
Tenga en cuenta que la felicidad depende principalmente de nuestro estado de ánimo, no del estado de nuestra cuenta bancaria. Salvo en circunstancias extremas, nuestro nivel de bienestar está determinado por aquello en lo que elegimos enfocarnos, y por nuestra interpretación de los acontecimientos externos. Por ejemplo, ¿Cómo vemos el vaso, medio lleno o medio vacío? ¿Vemos al fracaso como algo catastrófico, o como una oportunidad de aprendizaje?
Gestione mejor su tiempo. Estamos, en general, demasiado ocupados tratando de hacer cada vez más actividades en menos tiempo. La cantidad influye en la calidad, y comprometemos nuestra felicidad cuando tratamos de hacer demasiado.
Recuerde la conexión mente-cuerpo. Lo que hacemos, o no hacemos, con nuestro cuerpo, influye en nuestra mente. Hacer ejercicio regularmente, dormir lo suficiente y comer de forma saludable, lleva tanto a la salud física como mental.
Exprese agradecimiento cuando sea posible. Muy a menudo damos por sentado nuestras vidas. Aprenda a apreciar y a disfrutar las cosas maravillosas de la vida, desde las personas hasta la comida, desde la naturaleza a una sonrisa.