Los ciclos de crisis son positivos para los seres humanos porque estimulan una esencia que permanece oculta en épocas de prosperidad, como el ingenio, la imaginación y la creatividad, motores que promueven el avance tecnológico y madurez personal.
Reflexionamos sobre los valores morales que se reconocen en el fondo de toda crisis, y dudamos con aquello por lo que vale la pena dar sentido a nuestras vidas.
Nos damos cuenta de lo que perdimos e intentamos recuperar los valores como una de las posibles salidas a una crisis que es sobre todo de principios éticos y morales, buscando una visión del mundo que se sustente en ideales compartidos y reconocidos como válidos por todos.
La humanidad ha recibido una herencia espiritual en sabiduría y conocimiento, que sigue viva y vigente como una de nuestras mayores riquezas, no lo olvidemos.
Entendamos que la única vida que tiene sentido, es una vida con sentido, y si deseamos otro resultado, no caigamos en los mismos errores.